sábado, 5 de diciembre de 2015

No permitas que envidia te afecte



Una vez escuche decir, “la envidia es el veneno con el cual se alimentan los insatisfechos”, que palabras tan acertadas para describir puntualmente lo que es ese sentimiento de inferioridad, como lo es la envidia. Este sentimiento surge cuando tenemos anhelos frustrados y vemos que otros han conseguido alcanzarlos, es decir, deseamos  lo que otros tienen.


La envidia es un sentimiento que puede conseguir enfermarnos, ya que nos lleva a abrigar rabia, frustración, fracaso y sentir que no valemos, nos encerramos en un círculo de culpabilidad que nos deprime, haciendo que dejemos pasar los más bellos e importantes momentos de nuestra vida. Cabe destacar que es muy difícil distinguir si somos o no personas envidiosas, pero es una tarea importante que debemos hacer, para cambiar y  lograr ser  libres de sentimientos inferiores, lo que nos abrirá nuevas puertas y oportunidades a nivel personal, espiritual y profesional. Manejemos la envidia para minimizarla nunca para darle cabida en nuestra vida. Si en algún momentos nos sentimos atraídos por las victorias de otros, “alegrémonos por ellos” (de corazón, desde el amor) haciéndoles saber que somos felices por sus logros, bendecir lo obtenido por otros y desear que se les multiplique, es una fórmula mágica que nos atraerá   a nuestro mundo el doble de lo obtenido por ellos. Si por el contrario no somos envidiosos sino víctima de personas que sufren de ese mal, lo primordial es no darle cabida en nuestra vida a las influencias negativas de esas personas, lo podemos hacer repitiendo constantemente “(nombre de la persona) te quito todo poder sobre mí, no tienes poder para dañar mi vida o mi mundo”, manteniendo este pensamiento firme en nosotros, estaremos protegidos de los influjos nocivos de los envidiosos. Muchas personas buscan en la magia (blanca o negra) una respuesta contra la envidia, sin saber que dentro de cada uno de nosotros está el poder para hacerlo, es decir, nunca permitir ni por un momento dejar “entrar” pensamientos perjudiciales o negativos a nuestra mente, de ningún modo doblegar nuestra autoestima por comentarios perniciosos de otros, y sobre todo no dejarse influenciar por las actitudes de los demás. Venceremos a todas las personas envidiosas de nuestro alrededor si les mostramos felicidad, alegría y amor (trabajando y sintiendo el amor). Imaginemos una persona envidiosa, una persona que no soporta nuestra luz interior, es decir, una persona mal encarada, “que cambia de humor al vernos”; al dirigirse a nosotros siempre lo hará desde el rencor, pues respondámosle  con cariño, ternura o alegremente (nos sentiremos bien interiormente) y cambiaremos el ambiente, hasta podemos hacer que cambie de actitud esa persona.


Recuerda que eres el reflejo de lo que la persona que te envidia desea ser. Por eso el coraje que ella pueda sentir es por ella misma, por no lograr ser como tú.      

                 ¡Quiérete eres lo máximo!

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