jueves, 25 de febrero de 2016

Los órganos y nuestras emociones


Cómo afecta a nuestro cuerpo cada una de las emociones que emitimos.

 

Las emociones y nuestro  estómago:

El estómago tiene funciones significativas, como por ejemplo: descomponer los alimentos, el ácido del estómago y las enzimas. Cabe enfatizar que  también ayuda  a eliminar los gérmenes, bacterias u otros  organismos  que se pueden haber consumido. El estómago se afecta  cuando las personas son incapaces  de reconocer sus propias emociones y expresarlas. Si eres de las personas que sufres algún trastorno digestivo debes estar al tanto, que  el origen de dicha enfermedad se debe a que  no eres capaz de  expresar lo que sientes o deseas y  estás castigando a este importante órgano de tu cuerpo.  De ahora en adelante aborda a tus emociones, con el fin de   analizar lo que te  afecta realmente  y  exprésate constantemente.

Las emociones  y  nuestro hígado:

     El hígado es el gran depurador del organismo.  Se encarga de la desintegración, acumulación  y restablecimiento de la materia. Por todo ello podemos decir que es un órgano vital, que  cambia su función trascendental cuando la persona deja que las emociones invadan su existencia. Al sentir  que nuestra vida se derrumba y no podemos o nos cuesta reconstruirla,  entonces comenzamos  a  depositar esas emociones de cólera, rabia y resentimiento  en él, Lo que hará que el hígado  deje de actuar naturalmente alterando su sincronía con el resto de los órganos de nuestro cuerpo. En resumen la emoción que afecta directamente nuestro hígado es la ira.

Las emociones y nuestros  pulmones:


         El propósito del pulmón es dejar que el oxígeno entre a nuestro cuerpo, mientras remueve el dióxido de carbono. Las emociones influyen sobre este órgano,  cuando  las opiniones  son oprimidas y llegamos a sentir que nos falta el aire. E igualmente cuando nos invade el desánimo o la pena somos propensos a sufrir enfermedades pulmonares.  Recordemos que cuando nos sentimos tristes o afligidos, nos falta el aire, lo que afecta nuestra energía vital y daña el funcionamiento perfecto de nuestros pulmones. Para mejorar la actividad de este órgano debemos comunicarnos frecuentemente, ampliar nuestra energía vital reduciendo el estrés y acrecentando el  buen humor.



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