Cuando
tenemos una idea no hay que dejarla pasar, hay que darle forma y nutrirla, sin
llegar a pensar que es una locura. Si a nosotros llega un pensamiento de cómo
elaborar algo, es porque tenemos lo necesario para realizarlo o materializarlo
y es nuestra labor efectuarlo.
Depende de nosotros quitarles el
aspecto de espejismo a nuestras ideas, tal vez no sea sencillo pero no es
imposible, solo debemos tener constancia y empeño para traerlas a la visualización tangible.
Muchas veces dejamos pasar las ideas
ya sea por temor o simplemente falta de esfuerzo y dejamos que sean otros los
que tengan el privilegio de llevarlas a cabo. Recordemos que si tenemos una
idea es porque nuestro subconsciente recibió de la fuerza universal, la “tarea”
que nuestro ser debe llevar acabo en este plano. Somos receptores de grandes
ideas, las cuales tienen como finalidad ayudarnos en nuestro crecimiento
personal o espiritual. Cuando son otros los que realizan nuestras “labores” o
ideas, seguimos acumulando actividades “sin realizar” que obstruyen nuestra evolución,
ya que nos llenamos de frustración, miedos, temores y hasta rabia por observar
que otros realizaron lo que “teníamos en mente”.
Debe ser nuestra obligación por lo
menos tratar de concretar las ideas que hemos percibido. Que no se diga,
cuando, por algún motivo no alcancemos realizar nuestras ideas, que no
lo intentamos. “Intentar” cumplir nuestras ideas, genera en nosotros otros sentimientos muy
diferentes a cuando no “hacemos nada”, es decir, la frustración es menor,
porque reconocemos las causas que imposibilitaron alcanzar nuestras metas,
y asimilamos lo aprendido, para no
cometer una vez más los errores del pasado. Las ideas cuando llegan a los
emprendedores, seguro serán desarrolladas, mientras que en las personas ociosas
las dejan pasar, por tedio o temor a realizarlas.
¡No dejes pasar tus ideas!